ENTREVISTA A LUCÍA CARVALHO
Otro título para esta interacción asincrónica con la escritora Lucía Carvalho, que actualmente vive en Paraguay, era “de qué hablo, cuando hablo de viajar a la China”, pero era muy evidente la referencia a Murakami, que es japonés, y no le venía tan bien, al final, los rumbos cambian y los detalles hacen que las cosas normales adquieran cierta mística. En el fondo está la curiosidad de noticias tan gratas como un viaje, nos parece tan normal hablar de un viaje a la China, pero hace medio siglo la gente todavía era consciente de que está al otro lado del mundo, es geográfica y culturalmente diferente. Qué cosa genial escuchar sobre lugares lejanos que no conocemos y que normalizamos con el TikTok, ¿qué dice Lucía de la China y su poesía?
El contexto, muy necesario está dado por el Festival de Poesía Juvenil, sesión especial de poetas chinos, latinoamericanos y caribeños 2025, organizado por Chinese Writers Association, que se realizó del 14 al 20 de septiembre en las ciudades Xi’an y Beijing, China. Donde participaron más de 77 jóvenes poetas (40 de Latinoamérica y el Caribe y 37 de China).
CR: Hola Lucía, enterado de que estuviste por China, nace la curiosidad. ¿Qué hizo Lucía en las tierras orientales de Mao Mao? En el marco de la cultura, creo que podemos abstenernos de comparar las maravillosas bondades de vivir en el apogeo de la filigrana occidental, por ello más allá de lo político existe gente haciendo e interactuando, existiendo día a día. Así como aquí, siempre se puede hablar de algo más elevado que de política. En ese sentido, cuando escogiste tu lugar en el avión, ¿estabas a la izquierda o a la derecha? ¿Vos escogiste tu lugar?
L: Nunca lo escogí, siempre en el centro.
CR: El viaje se podría dividir de muchas maneras, pero para ordenar esta pequeña entrevista me gustaría dividirla en el antes y el después. Porque todo viaje conlleva preparativos y toda vuelta sostiene la máxima de Heráclito, así que por ahí va la cosa:
La ida
¿Dónde comienza el viaje? ¿Una invitación? ¿Una avivada? ¿Una planificación previa y un sueño cumplido? Cuéntame el contexto de cómo se enciende la posibilidad de viajar a China en tu cabeza.
L. El viaje comienza con la llegada de un mail rarísimo donde me decían que había sido seleccionada para un festival de poesía en China. Digo rarísimo porque entre las letras chinas y el contenido demasiado bueno para ser cierto, mi primera reacción fue preguntarme: ¿será una broma o estafa?, ¿qué hice para obtener un viaje todo pagado a China y a leer poemas? Luego recibí otro correo del poeta peruano Renato Sandoval confirmando la buena noticia. Tanto Jessica Freudenthal como Renato Sandoval recomendaron mi poesía a la curadora del festival, la escritora china Zhao Si. Nunca había aceptado una invitación tan rápido. En medio de un año complicado, esto parecía ser una pequeña luz y fui hacia ella. Lo más lindo fue saber que iría con Jessica Freudenthal y Benjamin Chavez, dos poetas que admiro muchísimo.
CR. Algo muy importante, ¿a quién se lo dijiste primero? ¿dónde estabas cuando lo decidiste? Entendiendo que no es solamente la distancia física, sino el tiempo que conlleva.
L. Estaba en mi cama, un domingo por la mañana. Primero le mostré el mail a Benja, mi pareja y los dos creíamos que podía ser spam. Cuando confirmé que era real, Benja me ayudó a planificar el viaje y a entender todo lo que necesitaba entender para moverme en China, allá se usan otras aplicaciones, entonces juntos averiguamos todo lo del VPN, WeChat, AliPay, etc.
CR: Entendiendo que lo administrativo es un dolor inevitable en toda vida del boliviano, ¿cuántos folders amarillos y fotocopias de carnet gastaste en tu visa y/o otras cosas necesarias y muy legales que surgen por ahí?
L. Increíblemente fue muy fácil. En Paraguay no hay una oficina consular china, así que llené el formulario online, una amiga que iba de Asunción a Santa Cruz le llevó mi pasaporte a mi madre para que lo deje en el consulado chino de Santa Cruz, en menos de una semana ya tenía la visa en mi pasaporte.
CR. ¿Podrías describir a la persona que querías llevar? Por ahí pensando que uno siempre arma la maleta con solo una parte de lo que es y tiene, por ahí, las cosas que más representan a uno mismo, qué libros llevaste, qué lecturas preparaste, ¿qué selección de cosas bolivianas juntaste para resumir en una maleta el todo?
L. Me hubiera gustado llevar un montón de libros de amigos y amigas para dejar en el Museo de la Literatura China, pero desafortunadamente no pude ir a Bolivia antes de ir a China, es decir el vuelo sí salió de La Paz, pero el tiempo fue muy apretado, así que viajé con una maleta de mano, muy poca ropa y apenas cinco libros míos.
CR. La vuelta
Aquí también se incluye el evento en sí, porque los recuerdos y las anécdotas se traen, y ya están aquí (o en Paraguay). En lo interpersonal, ¿tuviste un intérprete? ¿Qué se llamaba? ¿Cómo te comunicaste en general? ¿Desde dónde empezaste a sentirte una extranjera total?
L. Tuvimos varios traductores, eran estudiantes de la Universidad de Estudios Internacionales de Xi’an. La organización fue impecable, desde que pisamos Xi’an nos recibieron con mucho cariño y atención. Nos hicieron sentir seguros y bienvenidos en todo momento. El traductor con el que compartí fue Wang Pengchan y el nombre en español que él mismo escogió fue Alberto, de esa manera era más fácil para los que hablamos español, pronunciarlo. Cuando no estábamos con los voluntarios, me comuniqué con la aplicación de traductor de Google. A veces funcionaba, otras no tanto. El momento donde realmente me sentí perdida fue el penúltimo día cuando perdí mi tarjeta del banco en el hotel y nadie hablaba español ni inglés, no pudieron ayudarme y fue muy desesperante.
CR. ¿Qué podrías resaltar del evento? ¿Qué fue lo mejor y lo peor? ¿Cuánto duró? ¿Qué actividades tuviste? Puedes explayarte.
L. El festival duró una semana, los primeros tres días estuvimos en Xi’an, la ciudad donde empezó la ruta de la seda. Allí fue la inauguración del festival que transmitieron en la televisión, nos llevaron a ver a los soldados de terracota, el barrio temático de las Doce Horas de Chang’an, el Museo de Historia de Shaanxi, la Universidad de Estudios Internacionales de Xi’an, la aldea de Zhongnanshan y el Parque furong de la Gran Tang. Luego viajamos en tren bala a Beijing donde se llevaron a cabo las otras actividades del festival. Allí fuimos al Museo de Literatura Moderna y Contemporánea de China, la Gran Muralla, el Parque Beihai y finalmente la Ciudad Prohibida. Cada día se sentía más largo, fue una semana, pero lo sentí como si hubiera estado un mes, hasta que llegó el día de partir y todo ese tiempo dilatado se ajustó y sentí todo muy rápido. No podría elegir una actividad favorita porque todas fueron maravillosas, pero sin duda la Gran Muralla se quedó en mi mente por más tiempo. En la Ciudad Prohibida nos perdimos con el poeta Thais Espaillat, queríamos encontrar la foto de Mao, pero entendimos demasiado tarde que esa parte estaba clausurada. Fue otra travesía encontrar un taxi que nos entienda y nos lleve al hotel. Llegamos justo para la cena de despedida. En la universidad participé de una actividad muy linda con los estudiantes, teníamos que elegir una palabra y escribir un poema en cinco minutos, fue desastroso pero muy divertido, disfruté mucho compartir con los estudiantes, ese tipo de actividades me encantan.
CR. En cuanto a lo emotivo, uno puede atribuirles un peso emocional a aspectos imprevisibles, ¿tuviste algún momento que despertó un sentimiento o tal vez una sensación? Normalmente esto puede ser irracional, pero puedes ir por dónde te nazca la respuesta.
L. Durante todo el viaje me sentí muy emocional, una mezcla entre la maravilla y la nostalgia, porque desde niña hablaba sobre ir a China con mi abuela. Estar en esos lugares que tanto soñábamos con conocer las dos, pero sola fue un poco triste, por momentos. También me conmoví muchísimo en el templo budista del parque Beihai.
CR. Para que no digan que nos vamos por las ramas, hablemos un poco de lo nuestro, las letras y lo que se produce de ellas: ¿qué anécdota literaria tienes? ¿conociste escritores chinos? ¿A todos les gusta el problema de los tres cuerpos? ¿Qué fue lo mejor que escuchaste o leíste de literatura china?
Creo que una de las cosas que más me impresionó fue ver de cerca el respeto por el oficio de la escritura y en especial por la poesía. El cuidado por el detalle en su escritura me lo quedé como una lección. No pudimos interactuar demasiado con los escritores chinos, de algunos solo conocí su poesía traducida al español en la antología del festival, pero pude interactuar con las poetas Ai Nuoyi, Long Shao, Duan Ruoxi y Jian Zai, y los poetas Li Heng, Song Ninnggang y Li Dong. Li Heng es un poeta con una crudeza hermosa, creo a todos en el festival nos impresionó su poesía que se aleja de lo tradicional chino, pero mantiene esa atención al detalle de la que te hablaba al inicio. Duan Ruoxi describe la experiencia femenina de una manera dura y tierna, también me gustó muchísimo.
CR. La pregunta necesaria: ¿Qué libros te trajiste? ¿Qué recuerditos (souvenirs, cosas tangibles)?
Como te contaba más arriba, viajé con una maleta de mano y nada más. Con todos los regalos que nos dio la organización, tuve que comprar otra maleta en China. Trajes postales, antologías, poemarios, dulces y snacks chinos, llaveritos, imanes y cigarros. El recuerdo más lindo que me traje es el nombre chino que me dio Alberto, el traductor voluntario, Lu Xie que significa lágrimas blancas de rocío.
CR. La pregunta innecesaria: ¿qué tal los chinos y las chinas? Para no dejar el lado el ejercicio de sacar conclusiones inductivas a partir de experiencias particulares. Tu respuesta puede comenzar con “Todos eran…”
L. Todos eran amables, respetuosos y graciosos. Tenía la idea de que serían muy formales y serios, sí lo son, pero también fueron divertidos y burlescos. La pasamos muy bien conviviendo con ellos y sentí una cercanía muy fuerte con nuestra forma de ser.
Por ahí van las preguntas, vamos hablando.